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EDITORIAL

Mitos y realidades
sobre las vacunas

Dra. Diana Della Latta

    En 1796, el inglés Edward Jenner hizo la primera inoculación contra la viruela. James
Phipps, un niño de ocho años de edad, fue el primer inoculado con secreción recogida
de una pústula vacuna (viruela de vacas) en la mano de una lechera que se había infec-
tado durante un ordeño.

    Sin duda ese descubrimiento cambió el curso de la Humanidad junto con el agua
potable y el lavado de manos…tan simple como éstos.

    Sin embargo hay grupos que sostienen “Las vacunas no son lo que se piensa”, dicen.
“Te están metiendo un químico que no es bueno”. Según su mirada, “hay enfermedades
que está buenísimo tener”.

    Aunque parezca irrelevante, luego de más de dos centurias, es necesario desterrar
mitos y difundir realidades, tal es nuestra misión como líderes de opinión.

    MITO UNO: “ Las vacunas no son necesarias y tienen efectos secundarios perjudi-
ciales”.

    Falso; las vacunas son seguras y si aparecen reacciones, éstas son leves o temporales.

    MITO DOS: ”Las vacunas no sirven para adultos mayores”.

    Falso; no hay edad para los beneficios que otorgan las vacunas; por el contrario se
han agregado algunas que otorgan especiales beneficios en esta etapa (ej: contra herpes
zoster), sin contar con que algunas no existían cuando ellos fueron niños.

    MITO TRES: ”Es mejor desarrollar la inmunidad contra la enfermedad por vía na-
tural, o sea enfermándose, que por medio de una vacuna. Además hay enfermedades
como el sarampión o las paperas que son parte natural del crecimiento”.

    Extremadamente falso. Las vacunas interactúan con el sistema inmunológico para
generar una respuesta inmune similar a la que produce una infección natural; con la
diferencia que no causan enfermedad ni ponen a la persona en riesgo de desarrollar
potenciales complicaciones. La varicela, el sarampión o las paperas son enfermedades
que pueden tener muy graves complicaciones.

    MITO CUATRO: ”La mayoría de las personas que se enferman fueron vacunadas”

    Falso. Ninguna vacuna es 100% efectiva; algunas personas por razones individuales
no desarrollan inmunidad a pesar de la vacunación. Se trata de un pequeño porcentaje
de entre el 5 y 15%.

Vol. 49 - Nº 243 / 2 - Año 2018  5
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